miércoles, 22 de julio de 2009

Las Hambrientas Llamas

Sufrimiento, dolor, agonía, impotencia… Las llamas devoraban inexorables las casas del pequeño villorrio, ellas mismas, sin conciencia alguna, parecían jactarse de la destrucción a la que estaban dando lugar… hogares de campesinos, de artesanos, de orfebres, toda una vida conseguirlo y tan solo unos segundos ver como sucumbían estoicos estos hogares hechos de piedra, madera y sueños.

El acero entrechocaba, se podían ver los destellos que proferían algunas armas, destellos de vida que vaticinaban el pronto quebrar de la maltrecha hoja, al igual que los escudos, dentro de poco romperían, caerían, pues los que ya yacían tendidos en el suelo no auguraban mejor desenlace.

El sonido de la brisa, el piar de los pájaros, el leve murmullo del fluir del agua en el rió sobre ese lecho de oscura piedra se había sustituido por los chillidos desgarradores de las mujeres que corrían y de los niños que morían al ser lanzados al interior de las casas en llamas. Los hombres exhalaban su último aliento antes de caer tendidos sobre la tierra mojada de su propia sangre y agua, con la mirada perdida, tendidos cual muñeco de trapo esperando que al menos los dioses sean más piadosos...

Y entonces empuñó la espada, la espada que hacía apenas unos segundos esgrimía con escasa habilidad su padre, espada que ahora había sido tomada de su mano inerte, fruto del hacha de ese hombre encapuchado, ese hombre que miraba bien pagado los estragos que causó su acero todavía rió más cuando vio lo que el chico parecía defender, dos mujeres abrazadas en mitad del salón, madre e hija, llorando la muerte de un ser querido. El joven les dedicó la que el sabía que iba a ser su última mirada, es por eso que estaba rendido a su destino. Ya no temblaba, ya no dudaba, su diestra aferró la hoja tan fuerte como si fuera su último aliento en vida, pues lo era. Oteó entre las ruinas del resto de casas, había más hombres intentando defenderse en vano, tratando de sesgar almas a golpe de piedra y rastillo. No pidió auxilio, no suplicó perdón, un hombre debe enfrentarse solo a su propio destino.

Tomó la hoja con ambas manos y respiró tranquilo, la hoja no temblaba, pues en él había paz, su voluntad era inquebrantable, pues confiaba en su habilidad y lanzó antes de abalanzarse sobre el enemigo enarbolando la hoja por encima de su cabeza sus últimas palabras al aire, la mejor hoja que alguien puede guardar sin necesidad de una vaina.

-¡Por la justicia! ¡Por la equidad! ¡Honor y Templanza! ¡Fé y no a la desesperanza!-.








domingo, 12 de julio de 2009

Otro dia igual que siempre

Saludos compañeros... sin mas que decir... espero sorprenderos con nuevo relato aquí, en nuestro plácido remanso de parálisis mental.

Al fin mis quejas se oyen, al fin mis súplicas han dado fruto tras ocho años de trabajo, ya iba siendo hora de que el jefe me concediera ese aumento de salario, no lograba creer que solo faltara plasmar mi firma en ese papel para que se cumpliera. Y empieza a sonar esa maldita musiquita. ¿Un despertador en el despacho?, no, un despertador en mi cuarto, frustrador de todos mis buenos sueños, de todos mis logros imaginarios… Lo apagué de un golpe y resté unos segundos en la cama, no queriendo levantarme de ella, esperando poder vegetar unos minutos más, pero no puede ser así si quiero conservar el empleo…

En fin, sin encender la luz tanteo a oscuras con los pies, en busca de esas zapatillas de ir por casa, pero nada, descalzo me dirijo a la silla donde dejo preparada la ropa para el día siguiente y pongo rumbo al cuarto de baño, veamos cómo me trató la vida un día más.

Enciendo la luz y veo al mismo perdedor del día anterior, solo que con barba de un día más y más ojeras si cabe. Desganado, me dispongo a cambiarme cuando recuerdo que esta semana me han cambiado el turno y empiezo una hora antes, me acabo de cambiar a todo lo que dan mis brazos; cojo los zapatos, me los pondré mientras sube el ascensor, ni me preparo el desayuno, cojo las llaves y salgo escopeteado por la puerta cual alma que trajo el diablo… Buena manera de empezar el día, y esto es solo el principio.

Cuando finalmente llego veinte minutos tarde al trabajo, tras los quince kilómetros que me separan de la oficina, maldita la suerte, la primera persona con la que me cruzo es el jefe de personal, y como no, me vio sin afeitar y con la corbata a medio poner,yo pensaba acabar de arreglarme una vez entrara y fichara, pero el maquiavélico plan no iba a poderse desempeñar. Aquel hombre enrojecía por segundos al igual que hinchársele el pecho, si en ese momento hubiera tenido una aguja en la mano y le hubiera pinchado seguramente hubiera explotado como un globo de fiesta.

-¡Maldita sea Rodríguez! ¡Qué desfachatez la suya de presentarse en tan deplorable estado a su trabajo!-. Debido a los gritos algunos de mis compañeros empezaron a asomarse al pasillo para ver sobre quien se estaba descargando ese aluvión de chillidos. Para aquel entonces, el jefe estaba tan rojo como un fresón y no cejaba su empeño en continuar con la bronca, bronca que no tuve más remedio que soportar con la cabeza gacha.

- ¡Esto es una completa burla hacia el resto de compañeros que si que vienen en las condiciones idóneas a la oficina!, ¡Como esto se repita una vez no seré tan indulgente y la siguiente vez que pase esa puerta será con todos sus bártulos de camino a su casa! ¿Entiende?-.

- Si señor, lo lamento.- La primera mentira del día.

La cosa no parecía mejorar, pero al menos la gente había vuelto a sus quehaceres y tras los cinco minutos que precisé para arreglarme ya estaba atendiendo llamadas de los clientes cabreados durante todo el día, como siempre.

Finalmente se hacen las seis de la tarde, recojo mis cosas y como alma que trae el diablo me monto en el coche, pudiendo escapar al fin de esa prisión, enchufo la radio y pongo rumbo a mi casa, buscando algo de descanso reparador, enchufaré la televisión e indagaré esperanzado de encontrar algo decente entre todos esos canales de telebasura gratuita.

De repente, algo me hace salir de mi ensimismamiento, veo, tarde, una mancha negra en mitad de la calzada, doy un volantazo, pero lo único que logro es hacer que se deslice mejor, perdiendo el control del coche, miro hacia donde se va a producir la colisión, pero no la va a haber, puedo ver cómo lo único que hay más allá del quitamiedos es una caída en pendiente de una veintena de metros. De pronto… oscuridad…

Algo se ilumina en mi mente, y veo un niño pequeño caminando torpemente, sujetándose antes de caer en los pantalones de una preciosa mujer de cabellos dorados… mi madre, y mis primeros pasos, se ilumina todo, y es el mismo chico, mirando fijamente a una niña de su misma edad, se siguen mirando tímidamente a la par de se acercan sus labios y se juntan por apenas unos segundos… Lo siguiente son una buena cantidad de los que deben ser los amigos del mismo niño, todos jugando con un balón, corriendo detrás de él, disfrutando, riendo, pues ellos no tienen responsabilidades y son libres. Puedo ver ahora las llaves de mi primer coche, fue un regalo sorpresa para cuando me saqué el carnet, puedo ver también a la que fue mi primera novia, radiante, como siempre, mientras estamos sentados en la arena de la playa observando un amanecer de verano… La historia de mi vida a cámara rápida…

Quizás debería haber visto todo eso, haberlo sentido, mas no fue así… seguramente ya estaba muerto…






lunes, 15 de junio de 2009

Por esos pequeños momentos...

¿Cuantos de nosotros no habremos dejado pasar algo por alto? ¿Cuantos habremos sabido sumergirnos en las maravillas de un paisaje, de una obra de pintura, de una escultura bien trabajada o la simple belleza de ver como el sol desaparece a la lejanía, ocultándose lentamente tras esas montañas abruptas, que a la par que se muestran mas oscuras, mas bello se torna el paisaje?

Vayamos a otros momentos mas simples si cabe, ¿Cuantos hemos visto un huevo eclosionar? ¿Cuantos vimos como un bebé toma su primer aliento de vida?, el primer aliento que romperá en un lloro enternecedor, pues significa el comienzo de una plena existencia...

A eso me remito... a cuantos de nosotros hemos sabido identificar esos instantes y nos hemos podido regocijar en ellos. Desgracidamente pocos.

No saliendo demasiado del tema, en un estudio no demasiado reciente, pero que tampoco se demora a años, un grandioso violinista como lo es Joshua Bell, entró en un metro, y empezó a hacer sonar dulcemente su Stradivarius. (Para los que no conozcan del tema, un violín de sublime calidad, los mejores hasta la época y valorados en millones de euros). Pues tras casi una hora de interpretación no logró llegar a amasar siquiera cuarenta dólares, cuando la noche anterior, en un recital las entradas llegaron a pagarse por mas de mil de estos.

Bien, pues de toda la gente que pasó frente a el, de cientas de personas, tan solo una fué capaz de reconocer a tan hábil músico e intercambió palabras con este.

¿Que sacar de todo esto? Las ocasiones hay que saber identificarlas, hay que saber aprovecharlas, no hay que esperar a que lleguen otra vez, pues cuando pasa el tren, es posible que sea el último en pasar. No esperéis a que alguien os diga cuales son las cosas de las que hay disfrutar, buscadlas, identificaos con ellas, sed capaces de identificar a Joshua, sed capaces de saber admirar unas notas, si sois capaces de admirar una, mas preciosa encontraréis la melodía. Pararos, y disfrutad.

Todo está cerca de vosotros, aunque no os deis cuenta, esa persona especial, si, decidselo, no os calleis, cuanto antes se lo digais más tiempo tendréis luego que disfrutar, esa noche que al final decides quedarte en casa porque estás algo cansado siempre es la noche que ocurre algo fuera de lo común.

En vuestras manos está el poder ser felices, el poder disfrutar de la vida, el sentirse que el tiempo se está aprovechando bien...

Solo vosotros podéis saber que es lo que tenéis que hacer...














domingo, 3 de mayo de 2009

La senda

¿Que haceis aquí?¿porqué?¿debido a qué?, vosotros lo debeis saber, que camino llevar en la vida, porque hoy, mis amados reos os voy a distraer unos instantes de vuestra reclusión con unas palabras...

Bien sabreis que nadie nace sabido, que el camino se hace al andar, y que para empezar algo hay que dar el primer paso, si, esta vez son palabras esperanzadoras, para ayudaros a vosotros mismos y que asi os ganéis el pase a abandonar vuestra celda, el pase a vuestra libertad.

Sabreis también, valgame la redundancia, que las cosas nunca salen como uno planea, que todo se tuerce en el último momento, justo cuando pensamos que va a acabar bien... Y es bien cierto, más no hay que desesperar, pues cuando algo sale mal, algo luego puede salir bien, todos sabreis o bien conoceréis la tipica cita que trata de la ventana abierta tras darse con la puerta cerrada, deberéis buscarla, os estancaréis una y otra vez, os tropezareis una y otra vez, pero a base de golpes aprenderéis.

Disculpad que emplee tanta frase hecha en tan solo unas pocas frases, mas era necesario, pues recordad reos mios...

No lloreis si os perdeis, porque las lágrimas que anegarán vuestros ojos no os dejaran ver el otro camino.











jueves, 16 de abril de 2009

Reclusión

Recluido en mi pequeña y oscura habitación, estrecha y angosta, con olor a humedad, de aspecto lúgubre, iluminada por la intermitente leve luz que desprende una vieja y sucia bombilla que así anuncia que se acaba su vida... ahi es donde cada vez me gustaría mas reposar...

Dia a dia por todos los medios nos muestran una actualidad cada vez mas bizarra, mas inhumana, mas precaira, quiero creer que no esta disfrazada... quisiera... mas se que no es asi e intento ocultármelo a mi mismo... que ironia, pues a través de un disfraz cual vulgar cartel provisto de una pequeña rendija nos van suministrando pequeñas raciones de información, como su fuera la comida de un reo, la suficiente para vivir, es esa la informacion que creen que debemos saber.

Seguramente se me tachará de exagerado, de extremista, de loco, de paranoico... mas mis personalidades piensan igual que yo, asi que veo que no ando demasiado errado.

La humanidad está mas corrompida de lo que se cree, hay cierto tipo de gente que cuando ya lo tienen todo y están podridos no dinero usan estos fondos para perversos placeres que sufrimos el resto de gente... excéntricos placeres, hasta el punto de vejatorios, inhumanos y depravados... supongo que mucha gente sabrá ya de que hablo, y los que no, no quiero inundar mi pequeño manicomio de regueros y regueros de sangre... pues será lo que encontraréis si buscais bien...

En fin... no solo por esta cosa... sino por muchisimas mas es por las que habría que buscar algo que hacer, que no voy a enumerar pues no hay letras en el mundo para acabarlo y mi mente parece ser que ya ha saciado su sed de extrañas divagaciones... ¿pues que puede hacer una pequeña hormiga para reinstaurar un correcto orden en el hormiguero?... acabaré encerrado en mi pequeña habitación...