viernes, 31 de octubre de 2008

Crecí en los ochenta



Que mas puedo decir...grandes tiempos aquellos

This is halloween

Bonita cancion para ambientarse en esta noche especial, aqui os dejo un link donde podréis ver una gran cantidad de calabazas en las que ha sido plasmado verdadero arte en ellas


Terrorífico dia de Halloween para todos los pequeños locuelos

Un regalo

Saludos amigos.

Imaginad que hay un banco, que todos los dias, nada mas levantarnos, nos ingresa 86400 euros en nuestra cuenta de banco, y tenemos todo el dia para gastarlos, en lo que queramos, no hay trampa ni cartón, debemos limitarnos a gastarlos. El único inconveniente esque al acabar el dia, nos quitan todo el dinero que queda en la cuenta, para darnos de nuevo al dia siguiente los 86400 euros.

La pregunta es: Seríais capaces de gastaros todo ese dinero en vosotros? o mejor aún, seríais capaces de gastarlo fuera como fuera todo, todos los dias de vuestra vida?

Quizas los primeros dias si lo gastarais todo en vosotros, mas adelante gastariais en los demas porque a vosotros ya no os hace falta nada, hasta que finalmente gastarias en vosotros lo necesario y el resto darlo. Pensad lo que hariais vosotros.




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ya lo sabeis?

Bien, pues ese banco, es el banco de la vida,
que cada día nos regala 86400 segundos
para los gastemos con quien, y como queramos.


Pensad bien como gastarlos.




Clara

Aqui teneis otro relato, digamos... de un ámbito policíaco también, y al igual que Diario de un sangrefría se trata de un relato corto, disfrutadlo.

Otra mañana mas… Tan solo son las ocho, y de nuevo, pululo calle arriba, escurriéndome entre la suave brisa hibernal… Un grito me hace salir de mi ensimismamiento, un hombre alto, castaño y de avanzada edad, se yergue tras el pequeño mostrador de esa vieja tienda. Como cada mañana, me hubiera tomado mi café, pero ahora no podía, continué avanzando, echando miradas hacia los estrechos y lúgubres callejones, que daban ese mortecino toque al barrio. De repente, otro sonido familiar era reconocido por mis oídos, el suelo empezó a empaparse poco a poco, y ese inconfundible olor a mojado llegó a mi nariz. Todo se repetía, igual que aquel día…

-Aquí debe ser…

Me hallaba delante de una majestuosa casa, de amplios ventanales, dos pisos de altura y toda ella con el ladrillo a la vista, dándole un toque bastante distinguido. El portal de la casa, esta precedido por dos enormes columnas, de mármol, que sustentaban el pequeño techo a dos aguas, cubierto de teja que guarecía de la lluvia al que estuviera debajo. Me acerqué a la puerta, y la golpeé dos veces. A los pocos minutos, y tras haber golpeado la puerta varias veces más, una mujer de unos veinticinco años abrió la puerta.

Debía de medir sobre un metro setenta, de rasgos finos, con una melena pelirroja un tanto encrespada y con unos ojos de un azul que sería capaz de quedarme embelesado horas mirándolos, los tenía un tanto enrojecidos, seguramente por haber estado llorando. Vestía un pantalón corto de color rojo, y una camisa blanca de unas dos tallas más que la suya, mientras que con una mano abría la puerta, en la otra tenía un pañuelo algo húmedo.

-¿Quién es usted?-preguntó.

-¿Buenos días, usted debe de ser Clara, cierto? Mi nombre es Ramón, y soy detective privado.- Dije mientras le enseñaba una identificación que siempre llevaba en mi cartera-. Quisiera poder hablar con usted.

-…Cla…claro…adelante.

Pasé dentro y nos sentamos en unos sillones, uno frente al otro. El amplio salón tenía la cocina al lado, y los separaba una pequeña barra, con mármol negro por encima. Diversas estanterías estaban repartidas por toda la estancia, todas ellas repletas de libros. Una enorme moqueta cubría gran parte del suelo, y una chimenea integrada a la pared daba un aire rústico y más acogedor.

-Dígame… ¿qué quiere?

-Estoy aquí por su difunto tío-. A la joven empezaron a temblarle los labios-. Siento mucho su muerte, sé que ha estado viviendo con él desde la muerte de sus padres, lo siento también por ellos…Al parecer la policía piensa que se trató de un robo que acabó mal, pero yo no pienso lo mismo, y como único familiar, me pasé a verla a usted. Debo confesarle, que días antes de su muerte me dijo que la vigilara, no me dijo más. No es difícil deducir que ahora pueden venir a por usted. – A la joven se le abrieron los ojos de par en par-.

Pensé que debía cambiar un poco el tema, parece ser que me precipité demasiado. Tantos años de trabajo y aún no lograba ser un poco sensible. Tras unos segundos de incomodo silencio me dispuse a ello.

-¿Clara, al final acabó bien su carrera, no?

Un poco atónita, contestó.

-S… si, estuve muy triste, pero no podía tirar por la borda el trabajo de tanto tiempo.

-¿Que estudiaba?

-Traducción e interpretación.

-Una buena carrera sin du… - me interrumpió al instante-.

-Si vino a hablar, no ande con divagaciones, vaya directo al grano, cuanto antes pase el mal trago mejor.

-Sí… claro –Hasta a mí me tomo por sorpresa esa reacción-. A lo que venía, creo que está en peligro, sabe de algún tipo de persona que su tío conociera, que no fuera de fiar… o alguna cosa que le contara fuera de lo normal, me sería de gran ayuda, quiero llegar al fondo del caso. Me pagó un dinero, y pese a que no esté entre nosotros, quiero ahora yo hacer algo por él.

Durante largos segundos, anduvo dubitativa, su rostro cambió.

-… Quizás tenga algo… espere aquí.

Subió las escaleras que daban al piso de arriba, y me quede esperando. Tras unos cinco minutos, y justo cuando iba a llamarla por si todo iba bien, se oyó algo romperse contra el suelo, y seguido a este un desgarrador chillido de la joven. Rápidamente, desenfundé la beretta que llevaba escondida en la tobillera y subí con cautela al piso de arriba.

-¿Clara? ¿Me puede oír?

No obtuve contestación alguna. Una vez llegué a el piso de arriba, había una puerta abierta a mano izquierda, con unas escaleras que bajaban, y torcían al final, parecía ser que daban a un sótano. Al ser la única luz que había encendida, me dispuse a bajar por el poco iluminado pasillo, pues no había ninguna ventana que permitiera al astro rey hacer aparición. Cada vez que pisaba, pese al cuidado que tenía al bajar, los escalones crujían. Me quité la gabardina, y la dejé en el escalón, tragué saliva, y apuntando hacia delante, continué bajando. Había un silencio sepulcral, tan solo me oía a mí, mi intranquila respiración, y los latidos de mi acelerado corazón.

-Ya me estoy haciendo viejo para esto. - Dije por lo bajo.

Cada vez la escalera era más oscura, pero cuando torcí, pase a un pequeño rellano y vi más escaleras que bajaban, y abajo del todo, otra bombilla, que alumbraba una amplia estancia, con una gran mesa de madera en el centro, el suelo estaba lleno de plásticos, por todos los lados. La baja potencia de la lámpara dejaba en penumbras la zona cercana a la pared. Pero aun así pude divisar a mano derecha un armario con puertas correderas, y al fondo a la izquierda, junto a otra puerta, se podía ver una habitación, con la puerta abierta, y el cristal de esta roto, con los fragmentos esparcidos por el suelo, una muy tenue luz se podía ver por el resquicio de esta. –Ahí hay una ventana- pensé. Respiré hondo varias veces y me acerqué cautelosamente.

Cuando estuve al lado de la puerta, conté para mi mismo hasta tres, me encaré a ella, y de una patada la abrí por completo, y ante mi asombro, vi la habitación vacía, no había nadie. Fui a darme la vuelta rápidamente, pero ya era tarde. Alguien saltó sobre mi espalda y me puso un gran cuchillo en el cuello.

-Demasiado lento. –Dijo una voz muy familiar, femenina, sin duda alguna la voz de Clara. Antes de poder mediar palabra, el acero empezó a cortar piel y carne, y no tardó en cortarme la tráquea. Sin fuerzas, con los ojos desorbitados caí de espaldas al suelo, con la beretta a un lado, y con las manos temblando, buscando alguna forma de ayudarme a seguir con vida.

-Maldito idiota. –Acercó su cara contra la mía, a escasos milímetros, mientras me hablaba-. Me lo has dejado en bandeja. Te vi llegar a la casa, se quién eres. Mi tío ya sabía que iba a por él, preparé bien la escena. ¡La policía se lo tragó! Pretendías ayudarle, y mira que has ganado, tu fin. Ahora sí, ¡toda la herencia para mí! Disfruta de las vistas… más tarde vendré a deshacerme de ti.

Se incorporo, y cuando ya casi se había ido de la estancia, me dijo las últimas palabras.

-¿Que tal la interpretación?-. Subió las escaleras mientras reía de una manera histérica… Y ahí me hallaba yo, tirado en el suelo, sintiendo como mi vida poco a poco se desvanecía, a la vez que la sangre se esparcía por el suelo. Intentando respirar, no podía, lo único que salía de mi boca, eran unos gemidos agónicos y el sonido de intentar coger aire, ahogado por mi propia sangre… era el fin… Ahora camino calle arriba, sin rumbo. Otra mañana mas…






Diario de un sangrefría

Quizas no sea una buena manera de continuar con el blog, peor bueno, asi tengo una excusa de poner mi siguiente post. Aqui teneis un relato corto, espero que os guste mis pequeños poranoicos.

1ª anotación. Cámara funeraria.

Otra noche más, o al menos, eso creo…tanto tiempo ha que me hallo sumido en la oscuridad total, que prácticamente he perdido la noción del tiempo. Empecé haciendo marcas en la pared, contabilizando así las jornadas, pero ya no hay sitio donde poder escribir sin estropear los textos sagrados. Deben haber transcurrido décadas, tal vez lustros. He adecuado mi vista a la falta de luz que me rodea, y aprovecho cada vez que salgo de este maldito estado de letargo para narrar mi historia y poder entretener así mi mente y no desvariar. Empecemos la historia por el principio:

Mi nombre es…ya no lo recuerdo, ahora me hago llamar Xandros “el sumido entre las sombras”. Al igual que el resto de la corte del faraón, fui encerrado aquí. Puedo recordar que fui escriba, aún conservo unos pergaminos en mal estado, tinta reseca y una pluma aún utilizable, al no disponer de tinta, empleo la sangre de las ratas, malditas criaturas que se cuelan por una pequeña brecha, y corretean por toda la estancia como alma que trajo al diablo, volviéndome loco con sus agudos chillidos, el hedor causada por centenares de los cadáveres y los excrementos de esos sucios roedores que se amontonan en la cámara es insoportable. Pero volvamos a mi encarcelamiento, fuimos encerradas contra nuestra voluntad veintisiete personas cual perros enfermos a los que hay que sacrificar. Cuando el hambre se hizo insoportable, echamos mano al ajuar sagrado del faraón, en el encontramos comida y bebida que le serviría en su otra vida, cuando este se agotó,¿que creéis que ocurrió?. Canibalismo, a tientas en la oscuridad y provistos de las estatuillas funerarias, dejaban a alguien inconsciente; no hace falta decir que poco tardaba en irse al otro mundo, tras ser devorado aun vivo por sus semejantes, si había tenido una vida austera, su alma regresaría con las otras, sino, volvería atrás en su reencarnación hasta enmendar sus pecados.

La tercera o cuarta vez que ocurrió esto, no recuerdo exactamente cuando, pero lo que ocurrió permanece aún, como grabado a fuego en mi memoria. Uno de los que restábamos vivos empezó a proferir chillidos de dolor y a moverse inquieto por toda la sala, inquieto, pero con unos pasos seguros, pude oír como esos pasos se dirigían hacia mí, me levantó del suelo con una mano, como si de una pluma me tratase, echó mi cabeza hacia atrás. No podía hacer nada al respecto, era tan sumamente fuerte que cualquiera de mis intentos de echar atrás a esa persona era en vano. De repente noté su frió aliento en mi cuello, y seguido de ello, unos colmillos afilados como agujas de embalsamar penetraron en mi cuello, haciéndome sangrar profusamente. No tardé en dilucidar que era aquello, aquello por lo que todas nuestras familias había temido durante siglos, bebedor de vidas, exterminador de almas…un vampiro, un sangrefría.

Reuní mis fuerzas, para aunarlas todas y lanzar al viento el que sería mi último aliento:

- Vam..!Vampiro!-grité-.

Poco mas oí, pues ese engendro de la naturaleza me dejó caer, me golpeé la cabeza y perdí el conocimiento. Debo afirmar que tuve una grandísima suerte, al despertar, me encontré con que aquella criatura se hallaba sobre mi pecho, suficiente para que no encontraran mi cuerpo y se alimentaran con el. Notaba el reguero de un líquido, como bajaba por mi hombro, procedente de la cabeza de la criatura, si mi olfato no fallaba, se trataba de su sangre; pero aun respiraba. De repente, una sensación se adueñó de mi, el corretear de la sangre, el oír a mis compañeros dándose un festín con la carne de sus semejantes…se me estaba haciendo la boca agua, nada me costó saber que se estaba apoderando de mí la llamada sed de sangre, esa furia berserker en la que entraban los sangrefría cuando estaban hambrientos. Sin pensarlo dos veces, y sin poseer la dentadura adecuada, mordí el cuello de aquel vampiro, fue suficiente para hacer emanar la sangre de su cuerpo; la bebí cual bebé disfruta ansioso de su primera leche materna. La sensación que experimenté al sentir esa sangre en mi boca, como bajaba por mi garganta; era indescriptible. Sentía como cada una de mis células recibía ese mismo placer, se me embotaron los sentidos. Me restablecí de mi fatiga, y una inconmensurable fuerza se apoderó de mi cuerpo. Nada pudieron hacer los que antes eran mis amigos, ahora mis presas, fijados en devorar cuanto antes aquella carne, a los pocos minutos, no eran mas que un amasijo de carne y huesos amontonados en una esquina.

Hasta ahora me he alimentado de sangre de roedor, es lo más asqueroso que nunca he probado,¿pero que demonios? Al menos me mantiene con vida.

2ª anotación. Cámara funeraria.

Volví a encontrar el diario. No se cuanto tiempo a pasado desde la anterior anotación, ya deben haber pasado siglos, pero mi piel continua igual de tersa desde que me convertí en lo que soy, un bebedor de vidas.

Hoy me he levantado a causa de un gran ruido, puedo oír pasos, y a gente hablando en una jerga desconocida para mi idioma…Al final saldré de aquí, la espera valió la pena.

3ª anotación. Nueva York.

Al parecer me deleité con la sangre de un equipo de paleontólogos. Tras saciar mi sed, los encerré en la tumba de nuevo, para no delatarme. Ahora la llaman la pirámide maldita de Aghné-Phosis, nadie descubrió que ocurrió al equipo, las ratas dieron cuenta de eso. Nadie comprendía mi idioma, excepto un historiador, que conocía algo de símbolos egipcios; finalmente, logramos comunicarnos, yo le enseñé el noble idioma egipcio, él me enseño el inglés y el español, yo le chupé la sangre, y el me dejó un agradable sabor de boca, cosas de la vida. He estudiado una carrera, no sabéis lo difícil que es sobrevivir como criatura nocturna., aún así tengo mi propia empresa, la vida me sonríe, los mortales me tienen como una persona normal y los vagabundos me alimentan. Esta es mi última anotación en mi diario, pues ya he narrado mi historia.



El sumido entre las sombras




miércoles, 29 de octubre de 2008

Empecemos con buen pie

Saludos, humanos, humanas, orcos, elfas, enanos,marcianos, extraterrestres y demás bichos y entes de cualquier índole que sepan chafar/pisotear/destrozar un teclado.


No son horas para intentar abrir este blog con una inteligente frase, pero eso si, paso de poner el tipo:

OH! pues eso, que este es mi blog y espero que me digáis muchas cosas bonicas y que me pongais comentarios. No.

Así pues voy a concentrarme e intentar poner algo inteligente...

Solo se que no se...no ....eso ya esta cogido.

Bueno, dejemos en que este pequeño rinconcito...mas bien... este pequeño cubil de dragón será fruto y objetos de mis vanalidades e idas mentales, espero que tengan una buena acogida y que os entretengan un rato.

Un saludo y a cuidarse futuros lectores, bienvenidos al manicomio.



Cuando el grajo vuelva bajo hace un frío del carajo.