domingo, 2 de noviembre de 2008

El rey y el mago

Había una vez un rey, que siempre sentía que todo le iba mal, que no había al final manera de solucionar las cosas, incluso un día llegó a ponerse malo, fueron los médicos a verle, y al no solucionarlo, mando ejecutarlos.

Hasta que un día, la dijeron que sabian de un mago que es posible que pudiera ayudarle. El rey hizo llamar al mago.

Tras varios días, al mago apareció en la corte y fue a hablar con el rey. Tras una larga charla, el mago sacó un pequeño saquito y se lo dio al rey.

-Solo podrás abrir el saco para el que pudieras considerar un verdadero mal día, quizás el peor de tu vida, pues solo podrás usarlo una vez lo que hay en su interior.


El rey, guardó el saquito, y extraordinariamente, al día siguiente se encontraba genial, y así ocurrió con todos los días, porque sabía que si ocurría algo malo, tenia el saquito para solucionarlo, pero ya le empezó a ir todo bien, siempre feliz y sonriente. Hasta que un día, se volvió a encontrar mal, igual que varios años antes, entonces, echó mano del saquito, lo abrió, y dentro vio un anilló que en una inscripción rezaba...


-Esto también tenía que pasar.


Bonita historia, ¿Cierto compañeros de penas? Os voy a contar una cosita, hay dos clases de problemas, los que tienen solución, y los que no. Si tienen solución...para que preocuparse, y si no tienen...para que preocuparse si sabes que no hay arreglo?


...hora de apagar la luz.


1 comentarios:

Alma dijo...

En la vida, llegan muchos problemas, lo único que tienes que hacer es no perder la serenidad.
No hay nada más importante que tu paz interior.